miércoles, 12 de febrero de 2020

Las Atrocidades de Ed Gein (Fotos)

La escena es parte de lo mejor de la cultura cinematográfica mundial, una silueta aparece detrás de una cortina de baño mientras una mujer toma una ducha en un hotel en medio de la nada. Un montaje impecable, muestra de uno de los grandes genios en la cima de sus habilidades, se trata de psicosis, que para muchos, y con buenos argumentos, la obra maestra de Alfred Hitchcock, amo y Señor del cine de suspenso.



La historia Norman Bates, el asesino de la cinta parece demasiado delirante para ser verdad lo cierto es que detrás de la dirección de Hitchcock y del no menos magistral guion de Joseph Stefano, hay en realidad un hay historia verdadera y espeluznante.



Se trata de la vida del asesino en serie estadounidense, Edward Theodore Gein, cuya historia conmocionó al mundo a mediados de los años cuarenta del pasado siglo. Los crímenes de Gein, resultan tan horribles e incomprensibles que su figura ha inspirado no solo a uno, sino dos personajes legendarios del cine de horror y suspenso. El terrible Jamie Gum del silencio de los inocentes y más notable todavía, el legendario “Leatherface” de las cintas “La masacre en Texas”, que comenzaran un género polémico, que el año logra recaudar millones, decenas de millones quizás en taquilla, el llamado filme “Slasher ”, donde la sangre es más frecuente que las palabras.

 



Pero más allá de su repercusión en la cultura mundial, la vida de Gein resulta aterradora. La incógnita… ¿Cómo fue que un muchacho tímido de noreste de estados unidos se convirtió en el asesino serial más temido y representado del siglo xx? Quizás nunca lo sepamos.

Edward Theodore Gein, el hombre que con el tiempo se convertiría en el asesino serial más prominente de su época, nació el 17 de Agosto de 1906, en el estado de Wisconsin al norte de Estados Unidos. Sus Padres eran un ejemplo claro de disfuncionalidad familiar, su Padre, George, era alcohólico con tendencia a la violencia doméstica, este el golpeaba con frecuencia a sus dos hijos, Henry y Edward. El menor era el más frágil de los dos. La Madre de Ed Gein, no era mejor persona, religiosas hasta el fanatismo, queriendo educar a Gein bajo las más estrictas reglas morales incluso mudando la familia a una granja alejado de la civilización. Aquel lugar se volvería una suerte de prisión para los niños que apenas salían de la casa para ir a la escuela, es por esto que Ed Gein creció pensando que el mundo exterior era horrible, inherentemente malo, y con una visión torcida de la realidad. Además el esquema psicológico de Ed Gein se complicó aún más por su apariencia corporal y fragilidad física, este era delgado, profundamente tímido y con una deformidad facial menor pero evidente, esta deformidad causó que fuera objeto constante de burlas, ¡pero no solo en su escuela! Sino en su propio hogar… donde su Madre no perdía oportunidad de demostrarle su profunda reprobación cada oportunidad que se le presentaba.

A lo largo de la adolescencia se volvió un muchacho cada vez más retraído y resentido, sin amistad alguna fuera de su problemático hogar. Para 1940 contaba con 34 años de edad, la muerte de su Padre desató una serie de acontecimientos psicológicos e históricos para Ed Gein, que culminarían con la más asombrosa y repulsiva serie de asesinatos conocidos hasta entonces en estados unidos. Tras la muerte de su Padre, Edward Gein, comenzó integrarse por mera necesidad a la sociedad en el pueblo de Plainfield, ya que, muy a su pesar, Augusta Gein se vio forzada a enviar a sus hijos a ganar dinero para mantener el hogar, durante un tiempo, pareciera que los extraños Hermanos podrían acoplarse en sociedad, a lo largo de dos años trabajaron con seriedad y fueron en General bien recibidos por sus vecinos.

Pero el destino les tenía preparado una sorpresa, en 1940 su granja sufrió un incendio en los pastizales que la rodeaban, los Hermanos intentaron extinguir el fuego pero… sólo Edward pudo volver a casa. Al apagarse las llamas, Edward encontró el cuerpo de Henry entre los despojos y escombros de la casa, a pesar de tener varios golpes en la cabeza, la policía inmediatamente descartó homicidio como la causa del fallecimiento. Pero las dudas persistieron por varios años, ¿era posible que Edward hubiera matado a su propio Hermano en un acto vil?...

Es difícil saberlo, lo cierto es que unos meses después con la muerte de Augusta Gein, quien fuera el único referente afectivo en el mundo de Ed Gein, Este comenzó a girar en una espiral de locura que culminaría en los crímenes más espeluznantes de la época.

Tras la muerte de su Madre, se recluyó y modificó su casa, se dedicó a vivir en un pequeño cuarto junto a la cocina, fue entonces que Gein se obsesionó por lecturas macabras, con particular frecuencia comenzó a visitar el cementerio local para exhumar cuerpos. Era cuestión de días para que esa bomba de tiempo, “el loco Gein”, hiciera explosión.

Para mediados de la década de los cincuentas, vivía solo… En la granja que había heredado de su Madre, a quien amaba de manera insana, por sobre todas las cosas. En el silencio del campo de Wisconsin, la frágil psique de Gein comenzó a resquebrajarse de manera definitiva. Su interés por la anatomía humana lo llevó a desenterrar cuerpos, usando un viejo auto, los llevaba a su casa, donde se dedicaba a estudiar los y destazarlos, como se representaría en la cinta “La masacre en Texas”, y no solo esto, además de su mórbida curiosidad por analizar cuerpos en descomposición y osamentas antiguas, Gein usaba la piel para hacerse prendas que lo hicieran parecer mujer, su locura era cada vez más es evidente.

Aunque pocos podían verlo.

Al poco tiempo, el hombre dio un giro que lo convertiría en un criminal de época, no conforme con cuerpos de personas ya fallecidas, fue en Noviembre de 1957 cuando cometería el asesinato porque sería recordado por siempre, esa fue la desaparición de una mujer llamada Bernice Warden, de más de cincuentena años de edad trabajaba la ferretería local.

Después de varios días de búsquedas, el sheriff de Plainfield y sus asistentes de policía llegaron a tocar la puerta de la granja de la familia Gein, ya famosa por ser conocida como una especie de casa embrujada. Lo que encontraron conmocionó no solo a la comunidad entera, sino a todo un país después de lo que vieron ahí… Uno de los oficiales en el sitio, el oficial Archley, sufrió una arritmia en el lugar, que le costaría la vida años después. Así de impactantes fueron los macabros hallazgos en la granja Gein.

En el piso encontraron, distintos restos humanos, la cama de Gein estaba decorada con huesos y cráneos… en el cobertizo, estaba del cuerpo de la Señora Warden, colgado y descuartizado como el de un venado.

Y no solo eso, tambien encontraron varios utensilio, adornos, entre otros objetos, confeccionados a partir de estos cuerpos...

Edward Gein fue detenido de inmediato, después de su captura, Gein fue interrogado por la policía durante horas, algunos rumores incluso señalan que fue golpeado por los oficiales, conmocionados por la magnitud de la crueldad y locura de Gein.








Edward Gein, admitió haber cometido el asesinato de Bernice Warden y no solo eso, narró con detalle sus experiencias desenterrando cadáveres y usándolos para sus esotéricos fines. Al poco tiempo del interrogatorio fue enviado a un hospital psiquiátrico. Después de una década el caso Gein finalmente llegó a la corte. Como era de esperarse, el llamado “Carnicero de Plainfield” fue declarado culpable, pero el juez de lo mandó a la cárcel, tras decidir qué Gein sufrió una severa demencia, lo sentenció a vivir el resto de sus días en el manicomio, Vivió una década en el hospital central del estado de Wisconsin y después en otro instituto de salud mental, donde murió en 1984, a la edad de 77 años.

Todo aquel que trató con él durante sus años de reclusión, lo describe como un hombre tranquilo y de finos modales, para entonces Edward Gein ya había ganado fama mundial no sólo por sus propios crímenes, sino por la interpretación que de ellos se hizo en la cultura popular a lo largo de la segunda mitad del siglo xx, Gein sirvió como inspiración del escritor de terror Robert Block, cuando creó en 1950, al personaje de Norman Bates, en la novela Psicosis. Un hombre tímido y retraído, con instintos asesinos irrefrenables, que convive con restos humanos incluido el cadáver de su Madre, en una casa en medio de la nada. La locura de Norman Bates, impensable hasta entonces, se había vuelto inverosímil gracias a la historia de ese otro hombre, ese otro monstruo, que sacudió a una nación.

viernes, 7 de febrero de 2020

El misterio de Kaspar Hauser

Aunque en el mundo existen abundantes historias de niños criados de un modo salvaje… ninguna se compara con la historia de Kaspar Hauser, el joven misterioso de Núremberg.

La historia comienza el 26 de mayo de 1828 de esa ciudad del sur de Alemania, ese lunes era un día feriado, por eso, todos habitantes de Núremberg habían salido las calles a descansar y a festejar… de pronto entre la multitud apareció un muchacho que caminaba con dificultades y vestía ropas desgarradas, tenía el cabello crecido más allá de los hombros y la mirada perdida. En la mano derecha llevaba un sobre con una carta. Un zapatero que andaba de paseo con su familia, fue el primero en acercarse al niño, quien de inmediato le dio el sobre que llevaba consigo.

El contenido de la carta es material de leyenda, iba dirigida al Capitán del cuarto escuadrón de caballería de Núremberg, Al ver la dirección, el zapatero tomo al niño del brazo y lo llevó hasta la casa en cuestión. Al llegar se les informó que el Capitán no estaba en casa pero los sirvientes inmediatamente les ofrecieron algo de comer y beber, el muchacho tomo un trago de cerveza y una mordió una salchicha que le habían puesto en frente de él, los escupió lleno de asco parecía como si nunca hubiera probado aquellos alimentos, que eran entonces y siguen siendo un alimento muy común de Alemania.




El joven finalmente aceptó un pedazo de pan y un sorbo de agua, mientras comía, no podía parar de llorar al mismo tiempo que solo podía decir dos cosas: “no se” y “quiero ser un jinete como mi Padre”, creyendo que se trataba de una persona con retraso mental los sirvientes lo arrojaron al establo donde durmió apaciblemente esa noche. Al día siguiente de su llegada, el muchacho misterioso finalmente conoció el Capitán de caballería al que iba dirigida la carta.

La primera reacción del niño fue de asombro, el uniforme del capital lo emocionó hasta las lágrimas como si nunca hubiera visto algo similar antes, pero el Capitán no tuvo paciencia con el muchacho y lo mandó a la estación de policía, una vez ahí el joven comenzó a pedir que lo llevaran a casa pero nunca pudo explicar dónde exactamente estaba su lugar de origen, de pronto un oficial de la policía le ofreció un lápiz y papel para sorpresa de todos en el niño escribió con letras legibles, “Kaspar Hauser”, una vez establecida la identidad del joven la policía lo sometió a un examen médico apenas medía un metro con cuarenta centímetros y tenía los pies desechos como si jamás hubiera usado zapatos, pero los médicos también descubrieron una cicatriz de vacuna en el brazo, esta evidencia despertó muchas especulaciones alrededor de la verdadera identidad del niño salvaje después de todo sólo los nobles y aristócratas podían darse el lujo de vacunarse en aquel entonces.


Kaspar iba vestido con ropa que no le quedaba, y usaba zapatos de dos pares distintos además llevaba con él un pañuelo con las iniciales “K H”, un rosario y para sorpresa de todos un pequeño sobre con polvo de oro, sin poderle encontrar ningún pariente en la ciudad la policía terminó apresando al muchacho en una torre.

¿Quién era en realidad Kaspar Hauser? ¿Un niño salvaje? ¿Un heredero de uno de los tronos más codiciados de toda Europa?

Tras ser encarcelado en Núremberg, el nombre Kaspar Hauser con el tiempo se volvió un misterio y fascinación para todos. Fue recluido en el piso más alto de la torre y fue puesto bajo la supervisión de un carcelero amable y curioso llamado Andreas Hiltem, quien se volvió como un Padre sustituto para Kaspar, él y sus dos hijos del carcelero de 3 y 5 años de edad, le enseñaron a dibujar y poco a poco hablar algunas palabras. Después de unos días consiguió que lo trasladaron a una celda del primer piso de la torre, donde vivía con su familia, allí se dio cuenta que algunas cosas muy extrañas.

El niño sólo parecía conocer una expresión facial: una sonrisa tímida y fingida. Además estaba acostumbrado a centrarse en esquina sin moverse por horas y horas. Con el paso del tiempo estas peculiaridades del muchacho y la información contenida en la carta que llevaba que indicaba que había sido criado dentro de una casa sin muchos acceso al mundo exterior… Confirmaron que el joven Kaspar Hauser, era una especie de niño salvaje.

Kaspar atrajo la atención de todos, la gente de toda la ciudad seguía con morbo y emoción todas las anécdotas del muchacho, que se había vuelto famoso por su timidez pero también por su dulzura. Durante semanas no quiso comer otra cosa más que pan y agua, lo demás simplemente lo vomitaba. Su relación con el mundo también fascinó a los habitantes de Núremberg, ya que aquel muchacho actuaba como si todo lo que se le mostraba, lo hubiera visto por primera vez, con inmenso asombro y curiosidad.

A pesar de la fama que tenía, la tragedia esperaba a la vuelta esquina… la vida Kaspar Hauser no tendría un final feliz.

La vida de Kaspar cambio para bien cuando fue puesto bajo la tutela de un Profesor universitario George Dowman, con su ayuda poco a poco comenzó a hablar con soltura el idioma alemán, lo que siempre hizo con un acento muy peculiar, además, el joven Kaspar comenzó a mostrar extrañas habilidades, sus sentidos por un lado estaban muy desarrollados, su sentido de la vista, el oído, incluso el olfato, eran muy superiores a los de un ser humano común, por otro lado demostró ser hipersensible al magnetismo y a la electricidad, en una ocasión, durante una tormenta eléctrica, llegó a sufrir dolores por la electricidad que generan el fenómeno meteorológico. Para diciembre de 1828 uno meses después de ser descubierto, Kaspar era ya tan famoso, que en todo el continente se le conocía como el “niño de Europa”, decenas de curiosos querían conocer el muchacho. Por desgracia su fama lo llevaría al borde de la muerte.

Un día en octubre de 1829, un desconocido vestido de negro ingreso a la casa del Profesor Dowman e intentó acuchillar a Kaspar, sólo logró herirlo en la frente, cuando volvió en si Kaspar narró que le había gritado, "debes morir antes de dejar Núremberg”.

En la ciudad, las especulaciones crecieron, muchos dijeron que el atentado había sido orquestado por el duque de Baden Quien se rumoraba, el verdadero Padre de Kaspar Hauser, el joven tardó en recuperarse pero finalmente lo hizo y fue asignado al cuidado de varias otras personas que le prometieron una vida mejor, una vida segura.

No se lo pudieron cumplir… finalmente término en la ciudad de Ansbach Bajo la supervisión de un Doctor de apellido Meyer, sería allí donde llegaría a su fin la historia de Kaspar Hauser.

La vida del misterioso Kaspar Hauser tuvo un desenlace doloroso, para finales de 1833 vivía ya en Ansbach bajo la estricta tutela del Dr. Meyer quien estaba obsesionado con hacer de él buen ciudadano ejemplar, lo trataba con genuina dureza, el joven estaba descontento e inquieto, algo le pasaba… el misterio llegaría a su fin el 14 de diciembre al mediodía, Kaspar dejó su trabajo y fue a visitar el párroco local que fungía como su guía espiritual, después se dispuso a dar un paseo por los parques de la ciudad, ahí se topó con un hombre que le aseguró, tenía información sobre su Madre, asustado Kaspar no gritó ni aviso a nadie del hombre misterioso.

El desconocido apresuradamente lo apuñaló, milagrosamente Kaspar alcanzó a llegar a la casa del Dr. Meyer, donde fue atendido por los médicos con urgencia, la policía buscó en el parque al culpable del atentado, y aunque no encontró un arma, sí consiguió encontrar una nota incriminatoria, donde alguien aceptaba haber apuñalado a Kaspar Hauser.


Kaspar dolorosamente vivió tres días más, y logró dar una descripción de su asesino, pero nadie jamás se encontró otras pistas.

Kaspar Hauser murió a los 21 años de edad, 17 de diciembre de 1833.

¿Pero quién era realmente ese niño enigmático de Núremberg?

La hipótesis más emocionante es que Kaspar Hauser era un hijo ilegítimo del duque de Baden, cuya familia había escondido al niño, por temor a las consecuencias de un escándalo. Durante más de 150 años esta teoría se quedó solamente como especulación.

En el siglo XXI, en el 2002, una prueba de ADN demostró que Kaspar Hauser mostraba ciertas similitudes genéticas con miembros de la casa real de Baden, aunque esta similitud la comparten todas las personas d descendencia alemana… Hoy en su tumba hay una inscripción que reza “Aquí yace Kaspar Hauser enigma de su tiempo, su origen desconocido, su muerte un misterio.”