En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier
institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso.
Estando en la recepción, pide reunirte con aquel que se hace llamar «El
Portador de la Nada». Una mirada de gran disgusto deberá impregnar el rostro
del recepcionista. Entonces serás llevado a un edificio distinto, uno que
aparenta ser una casa de madera antigua. Dentro habrá un corredor aparentemente
interminable, más extenso que la casa misma.
Estará en silencio completamente. Intentar hacer un ruido en
el momento equivocado es un error severo y lamentable. Te darás cuenta de que
las luces en el corredor se irán haciendo más y más brillantes mientras te
diriges hacia el extremo opuesto, llegando a cegarte por su resplandor. Si en
algún momento las luces se apagan, grita rápidamente: