viernes, 4 de noviembre de 2016

El Portador de la Pasión

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Estando en la recepción, pide reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador de la Pasión». El empleado se sonrojará y soñará despierto. Tendrás que preguntar dos veces más hasta que finalmente se incline y haga gestos para que lo sigas.

Te llevará a un pasillo. Oirás un motor de diésel amortiguado, pero, por el momento, eso no importa. En vez de eso, presta atención a cualquier otro susurro en tu oído. Si se llegase a detener, es vital que tapes tus orejas, porque una criatura horrible emergerá del suelo y después de un corto tiempo se irá por el techo.

Si oyes susurros en lenguajes desconocidos hasta que el guardia y tú lleguen a una puerta hecha de piedra, estarás a salvo. Ahora, escucha el motor. Si sigue andando, procede y abre la puerta. Ni trates de imaginar qué pasa cuando el motor se detiene; nadie ha podido decir qué pasa entonces.

Ahora, si la puerta ha sido abierta, el empleado te dejará solo. Entra por la puerta y camina derecho adelante hasta que se cierre. Di las palabras: «Discúlpame, me gustaría aprender de ti». Si no pasa nada por algunos minutos, puedes seguir caminando hasta que llegues a un corazón del tamaño de tu cabeza. No lo toques, en vez de eso, gírate. Verás o a la más hermosa mujer, o la criatura más horrible que tus ojos hayan presenciado; lo último aparecerá si has tocado el corazón.

Si ves a la mujer, mírala a los ojos y solo a los ojos, incluso si está desvestida. Podrás hacerle una pregunta: «¿Están vivos?». De pronto la mujer gemirá sonoramente y se tirará al suelo, tocándose a sí misma. Debes cerrar tus ojos y tapar tus oídos; sus gemidos destruirán tu mente y cuerpo lentamente si los oyes con claridad.

Después de un tiempo sentirás que alguien toca tu hombro derecho. Ahora puedes abrir tus ojos y bajar tus manos. No te gires a ver quién te tocó; en su lugar, mira donde estaba la mujer. Ahora no habrá nadie, solo estarán sus cenizas. Busca entre las cenizas su útero. Tómalo y cierra tus ojos. Ábrelos de nuevo después de sentir que algo helado toca tu cabeza. Estarás de vuelta en la institución, detrás del guardia que te guio hasta la puerta de piedra.


El útero es el Objeto 18 de 538. Tiene un hijo que dar a luz.

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